CONSUELO FERNANDEZ
“LA NIÑA DE LA INDEPENDENCIA”
Nativa de Villa de Cura,(Villa de cura, 1797 – 10 de febrero 1814) Esta adolescente venezolana, conocida como “La Niña de la Independencia” le tocó vivir en su suelo natal la angustia del año 1814, año de dolor y sangre para la República, pero también año de demostraciones del valor y el estoicismo de los patriotas venezolanos-hombres y mujeres- en una lucha a muerte contra el ejército realista comandado por Boves, Zoazola,y Morales, entre otros.
Después de la primera derrota de Campo Elías en La Puerta, el 3 de febrero de 1814, Bolívar ordena que parte de las tropas que cubren el Occidente corran a Valencia bajo las órdenes de Villapol, y con el resto de las tropas de Campo Elías refuerza el estrecho de La Cabrera que ya estaba fortificado con las tropas del coronel Manuel Aldao.
Boves después de su triunfo en La Puerta se había acuartelado en Villa de Cura preparándose para continuar hacia el Centro contra los patriotas. Las tropas que comandaba Boves invadían y saqueaban todo, quemaban casas,templos, escuelas y ultrajaban hogares.
El General José Félix Ribas levanta en Caracas “un arsenal de valientes”, con los cuales forma una columna y se lanza fogosamente hacia La Victoria para obstruir el paso a Boves.
Entre los jovenes decididos y valientes oficiales se encuentra Manuel Fernández, hermano de Consuelo quien ha quedado en Villa de Cura acompañando a su anciano padre. Villa de Cura está ocupada por las tropas de Boves sedientas de sangre.
Consuelo Fernández, a través de un llamado “Coronel Pérez”, quien comenzó a cortejarla ésta aprovecho la situación para extraer información de los próximos movimientos de la fuerzas realistas. Al descubrir que Boves atacaría La Victoria, alerto a su hermano, quién formaba parte del ejército de Jose Félix Ribas, a través de una carta, la cual encomienda a un hombre, para que la haga llegar a su hermano: “El Sargento Boves que se encuentra acuartelado en Villa de Cura, se prepara a invadir La Victoria, avísale al General Ribas. Uno de los tenientes de Boves, llamado coronel Pérez, que me vio el otro día en la Iglesia, se atrevió a pedir mi mano a papá. Figúrate con que indignación no rechazamos esta proposición, pues tú sabes que entre los patriotas y los realistas hay un abismo insondable. Te bendice tu hermana Consuelo”.
La carta que era un grito de angustia, llegó a las manos del Coronel Pérez, quien se hallaba ofendido por el rechazo de Consuelo a su propuesta amorosa. El decepcionado Oficial le comentó a a sus compañeros: “O me caso con Consuelo Fernández o ella será fusilada”… Y de inmediato imparte sus órdenes para que Consuelo y su padre sean reducidos a prisión.
Una vez en su presencia, el Coronel le da lectura a la carta interceptada; la joven patriota, viéndose perdida, en un rasgo de valor confiesa: “Mi padre es inocente de lo que yo he escrito a mi hermano”. “En cuanto a mí, le aseguro que prefiero mil veces la muerte antes de ser la esposa de un realista”.
Al día siguiente de esta confesión el padre de la joven es puesto en libertad y ella condenada a sufrir la última pena “por haber transmitido noticias de la guerra a su hermano”. Con gran entereza de ánimo, oye Consuelo la sentencia que le es leída en medio de redobles de tambores.
Y clareó el alba de la trágica mañana señalada para su ejecución: era el 10 de febrero de 1814. Consuelo es conducida al sitio de la ejecución, y mientras camina el coronel Pérez: le dice ¿no quieres ser mi esposa? Si consientes en casarte conmigo te salvaré la vida.
Apártese de mi camino, contestó con entereza la joven. Jamás podré unirme a lo que me inspira tanto desprecio.”¡Viva la Patria! ¡Viva la Libertad! Y mansamente se dejó conducir al suplicio esta extraordinaria heroína de 17 años. De manera repentina, y sin poder evitarlo, irrumpe el padre a la Plaza y se abraza a su hija cubriéndola con su llanto. Una descarga se oye, y caen a tierra padre e hija abrazados, cubriéndose el suelo con su sangre patriota.

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